Galería fotográfica del Primer Festival Cultural Internacional Atmósfera Tecámac 2022
Ha regresado la peste.
Ahora se postra
sobre la corona del árbol del mundo.
En la cima justa
del ahuehuete
de nuestra conciencia primigenia
se ha instalado.
Transmuta,
desgarra,
quita el aire
y extingue.
Naturaleza,
reacción,
energía de molécula
desfigurada.
¡Oh, veneno,
cómo perturba,
sacude la psique,
espanta al corazón
y remueve en la entraña!
La angustia se agazapa
bajo la voz quebradiza
de los deudos,
quienes lloran la pura ceniza.
Entonces, algo se vislumbra,
se levanta del letargo luengo.
La voluntad fracturada,
un espíritu dolorido,
la pasión rota,
el sentimiento minado,
o un deseo
que quiere andar de nuevo.
La
esperanza
de la
gota
en catarata.
Aquella ínfima flama
flagrante del fuego infernal
que se conflagra
en el nido
del ave universal.
La ilusión del futuro imposible.
La fe en el divino designio,
eternidad incierta
y prometida.
El ánimo en el tiempo del amanecer,
persistencia del estar y del ser;
absurda necesidad de continuar.
Instinto de conservación,
han dicho.
Y pienso,
no es eso,
sino estas malditas ganas
de seguir viviendo.
***
Escrito el 1 junio 2020, en el contexto de la pandemia por Covid 19, publicado originalmente en la página de la revista literaria de Sombra del Aire.
1.679 Vista(s)
Esta entrada tiene 0 comentarios