Skip to content

Alerta sindical.

 

Entre la libertad de expresión, la falta de información oficial y la incitación a la rebeldía

 

Por Víctor Alvarado

 

En plena pandemia, desde su inicio y transcurso, se ha observado dentro de los grupos de Facebook, y principalmente de WhatsApp, que son organizados por los compañeros trabajadores de la Cámara, que existe una gran pluralidad de opiniones, eso evidentemente resulta muy bueno porque significa una señal inequívoca de pluralidad, riqueza y democracia gremial de la que no siempre se puede gozar.

Recordemos que, todavía hoy, pese a las reformas legales recientes, algunos sindicatos anticuados convulsionan porque sus dirigentes aún más vetustos todavía se resisten a enfrentar procesos electorales democráticos. La buena nueva es que en todo el país, por lo menos a partir de este sexenio en que se han logrado estas reformas laborales profundas en materia de libertades sindicales, se pueden gozar, entre otros beneficios, del que se refiere concretamente al asunto de la autonomía de elección a través de procedimientos electorales por medio del voto directo, libre y secreto.

Así lo marca la ley y así deberá aplicarse incluso para aquellas secciones en las que se tenía por costumbre hacerlo de manera diferente. Por fortuna nuestro gremio es pionero, al menos en las elecciones generales, pues este sistema libre se implementa desde hace bastantes décadas, además, aquí tampoco hay reelección.

Por otra parte, también se observa la participación reiterativa de un muy reducido grupo, por fortuna, de compañeros opinadores que súbitamente se ven inquietos y deseosos de regresar al trabajo presencial, cuando no se han enterado de que el trabajo en Cámara no se ha detenido, muchos, muchísimos de nosotros no hemos dejado de trabajar desde marzo del 2020.

Dieciocho meses, y contando, han pasado sin que deje de funcionar la Cámara de Diputados desde el inicio de la epidemia, tanto de manera virtual o telemática, los trabajadores hemos desarrollado el conocido homeoffice, así como también hemos acudido de manera presencial o semi presencial, yendo y viniendo a las oficinas, respetando las medidas de seguridad y evitando aglomeraciones, atendiendo las necesidades de nuestros espacios o de los requerimientos de los diputados, las áreas operativas, de servicios, sindicales y primordialmente administrativas para las que todos los compañeros colaboramos, sin dejar de hacerlo desde que inició la pandemia, a pesar de que la Cámara ha permanecido parcialmente cerrada hasta la fecha por disposición oficial, pese a los riesgos que esto implica, aun enfermando unos e incluso perdiendo la vida otros, sucesos todos lamentables. Y, aunque haya muchos otros compañeros a los que no se haya requerido su asistencia de manera presencial, aun así se debe respetar su trabajo que es igual de importante que el de todos los demás.

Lo más grave es que últimamente, al haber iniciado la reciente legislatura, este mismo ínfimo grupúsculo parece estar todavía más inquieto que nunca, sus integrantes ofenden a otros, incitan a la rebeldía, a violentar las disposiciones oficiales, se les percibe con mucho disgusto y prisa, y con un inusual sentimiento democrático-sindical, participativo y laboral, argumentando mezquinamente un supuesto amor y respeto por su trabajo. Como si a todos los demás integrantes del gremio no nos preocupara la problemática que se vive. Pues bien, creo que todos los trabajadores tenemos derechos y obligaciones, todos necesitamos y debemos respetar nuestro trabajo, todos también debemos ser considerados y tolerantes entre nosotros, y todos, sin excepción, deberíamos honrar a nuestro sindicato.

No obstante, una cosa es tener libertad de expresión y otra muy distinta es estar contra la ley, permanecer neceando sobre las disposiciones sanitarias ya marcadas e impuestas desde la ONU a través de la OMS, ir en contra de las medidas que se han adoptado en nuestro país a nivel federal y estatal, a través del Consejo de Salubridad General, estar en desacuerdo con los convenios derivados de este y las disposiciones emanadas también de las dependencias, de la institución para la que colaboramos y de las propias indicaciones de nuestro sindicato. Me pregunto cuál es su urgencia que valga más que la seguridad y vida de la colectividad.

Por si fuera poco, ignoran plenamente o desatienden intencionalmente y se pronuncian en contra de los acuerdos emitidos por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, sobre todo acerca del asunto de las tomas de nota y los procesos de elecciones de los sindicatos, que se han vuelto a posponer hasta el 30 de septiembre del presente 2021, y que posiblemente se sigan posponiendo en tanto las disposiciones sanitarias no permitan lo contrario. Se debe entender que hasta el momento no está permitido realizar reuniones multitudinarias, todavía no se pueden realizar asambleas sino hasta que nuestras representaciones y el Tribunal lo permitan.

Claro que se deben respetar las ideas y pensamientos de todos, pero debemos dejar de lado ese sorpresivo ánimo laboral, ese deseo particular o grupal por acelerar los procesos electivos internos de nuestro gremio pasando por encima de mandato de la autoridad y de la colectividad en materia de salud y seguridad, porque la vida y la seguridad de todos continúa en juego.

Estos alborotos fútiles resultan lamentables y deben ser reprobados, por más libertad de expresión que se tenga, por más pasión, esto no da derecho a violentar ni a quebrantar los ordenamientos, y mucho menos a incitar entre los compañeros del gremio a una franca oposición o rebeldía interna para desacatar cualquier mandato oficial, solamente por querer cumplir pretensiones o proyectos personales y grupales.

Se puede entender el fenómeno quizá por el descontento entre los nuevos diputados electos que representan casi el 70% del total (mientras que sólo el 30% fueron reelectos), pues los recién llegados, como en cada legislatura que empieza, siempre desconocen del movimiento parlamentario y administrativo, y ahora no pueden contar con la totalidad de la base trabajadora sindicalizada, pero la realidad es que siempre hemos estado ahí trabajando al pie del cañón, de manera institucional, salvo en esta época pasajera de la pandemia, y eso de ninguna manera obedece a nuestra propia voluntad sino a las disposiciones institucionales que ya se han mencionado.

Lo que al parecer todavía no se alcanza a comprender es que la complejidad de la epidemia actual es muy delicada, hemos perdido a decenas de compañeros, a familiares y amigos cercanos, aun con vacunas esta enfermedad catastrófica todavía prevalece, y al parecer, según los científicos, seguirá por mucho tiempo, la gente sigue enfermando y muriendo; no a todos se les ha podido aplicar siquiera la primera dosis de la vacuna, mucho menos la segunda, además de que todavía no se entiende que muchísimos de nuestros compañeros (no sabemos cuántos en realidad ni que porcentaje) pertenecen al sector de los adultos mayores, muchos más son diabéticos, hipertensos, padecen una o más comorbilidades o enfermedades simultáneas, y algunos otros manifiestan algún tipo de discapacidad. Empatía y respeto es lo que ahora se pide con urgencia.

Por estas razones, resulta pertinente hacerle a ese reducido grupo de compañeros, a los que súbitamente les urge regresar hoy de manera presencial y que quieren imponer su agenda, voluntad y ritmo al resto de la colectividad, un llamado atento y sobre todo respetuoso para que se informen, para que esperen indicaciones oficiales, para que acaten las leyes, los acuerdos internacionales, nacionales e institucionales, pero sobre todo a los que emanen de los tribunales laborales.

Es inminente y necesario el regreso presencial, la mano y el intelecto del trabajador sindicalizado ha mantenido de pie a la institución desde hace más de 85 años, este gremio está y estará más sólido y presente que nunca, listo para enfrentar cualquier reto y adversidad, pero las condiciones nuevas son diferentes y deberán ser convenidas por las instancias correspondientes, el regreso presencial se debe realizar de manera paulatina, escalonada y ordenada, con todas las medidas pertinentes, evitando al máximo las aglomeraciones, y estas indicaciones, como ya nos enteramos se darán a conocer en las próximas fechas.

No vale la pena enfurecerse por cuestiones personales, los tiempos para cada proceso democrático se están dando, deben aguardar a que todos estemos en las mismas condiciones, recuerden que aquí todos somos pares, somos iguales, ninguno está por encima del otro, por eso se les ruega tener paciencia, ya tendrán oportunidad de desfogarse, de participar abiertamente en la contienda por el cargo, el puesto que les hayan ofrecido, la posición seccional o la dirigencia general de nuestro querido y honorable sindicato, eso sí, siempre con respeto a la norma y no como se hace ahora con insultos velados, con comentarios resentidos, misóginos y machistas que están siempre fuera de lugar, o con mentiras, falsas verdades y desinformación que tanto daño nos está haciendo.

No hay que comer ansias, sugiero establecer un pacto de entendimiento, de concordia y civilidad, donde se llame a la compostura, al respeto, donde se eviten las ofensas y los agravios, donde se enfrente este desafortunado trance mundial y nacional con altura de miras y con la seriedad que se requiere.

Las grandes contiendas no se ganan con batallas electrónicas de stickers, ni con zalamerías, comentarios vacíos, ni mucho menos incitando a la desobediencia, a la desunión o promoviendo la división, pues si se sigue insistiendo con ese método lo único que se logra es sembrar discordia, provocar encono, generar incertidumbre, y lo peor es que quieren empujar a nuestro sindicato hacia la orilla de un precipicio en el que a nadie le conviene caer.

Nuestro sindicato ya cumplió su mayoría de edad, los sindicalizados nunca nos echamos para atrás, y menos en la cuestión laboral, al contrario, estamos ahí siempre que se nos necesita.

Además, ya somos suficientemente maduros, sabemos lo que nos corresponde hacer y cómo actuar, somos congruentes e inteligentes para saber discernir entre las posibilidades que se avecinan, entre las mejores y las más profesionales alternativas, entre las propuestas que se presenten, ya nos conocemos de años, sabemos quiénes somos entre compañeros, quienes son los aspirantes más trabajadores y responsables, sabemos distinguir entre la inútil confrontación y el verdadero camino del respeto, el diálogo y la construcción.

La idea no es restar sino sumar empeños para tener la posibilidad de resolver favorablemente los inconvenientes y posibles conflictos, que ya padecemos, y que se avecinan, este es el rumbo gremial que decidiremos todos.

Para finalizar, les recuerdo que hay que estar atentos, siguiendo el último comunicado de nuestra organización, ya se está implementando un plan para el regreso paulatino, seguro y escalonado del trabajo presencial, en el que participan activamente nuestros representantes, y donde se continuará laborando con actividades a distancia.

Como lo dije al inicio, tenemos la fortuna de vivir en un país donde prevalece la libertad, si hay alguien que desee regresar a trabajar de manera inmediata y presencial lo puede hacer sin ningún impedimento, tiene todo su derecho, repito, es un país libre, sólo hay que acatar y respetar lo que se indique, nadie, de manera personal o grupal, puede decidir por los demás, para eso está nuestra representación; el Comité Ejecutivo General, los Comités Seccionales, las Comisiones y los Delegados, quienes oportunamente se han pronunciado en favor de la salud y la seguridad de todos, además de la institución para la que trabajamos, el gobierno federal y los estatales, y, por encima de todo, recalco, las disposiciones del Tribunal.

Si tienes algún comentario me puedes escribir a: contacto@victoralvarado.mx

1.772 Vista(s)

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Volver arriba